Astana se hace el sueco con Pereiro

Photo: courtesy
Wim Dingemanse

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FIRMÓ UN CONTRATO PARA 2010 CON EL EQUIPO KAZAJO Y AHORA NO CUENTAN CON ÉL

El gallego está desesperado y teme que éste sea el final de su carrera deportiva. “Me hacía ilusión ayudar a Contador a ganar el Tour”, dice ahora resignado. Lejos de arrojar la toalla, Pereiro ya ha puesto el tema en manos de sus abogados y no duda en recurrir, si fuera necesario, a la justicia deportiva y a la ordinaria para defender sus intereses.

A Óscar Pereiro, el ganador del Tour 2006, le crecen los enanos. Después de superar mil y un problemas en los últimos años, parecía que, como en aquella edición de la ronda gala, la suerte volvía a estar de su lado, pero nada más lejos de la realidad, ya que son las meigas gallegas las que no le han abandonado.

Hace escasamente un mes, Pereiro firmó un contrato con Astana, pero lo que al principio parecía el premio gordo de la lotería, se está convirtiendo en una pesadilla. “El 12 de noviembre, exactamente, firmé un contrato con Astana”, explicaba ayer a MARCA el gallego. “Fue todo muy rápido porque ellos tenían prisa y yo estaba encantado. Imagínate: despedirme del ciclismo ayudando a Contador, el número 1 del mundo, a ganar el Tour. Me hacía muchísima ilusión, era el estímulo que necesitaba, el mejor escenario que se me podía presentar. Me puse a gritar como un loco de alegría... Por eso, aunque tenía alguna otra opción, como por ejemplo Quick Step, no me lo pensé dos veces y firmé”.

Adelantándose a los acontecimientos, Óscar matiza: “No era un precontrato lo que firmé, sino un contrato en toda regla. Me dijeron que, mientras se solucionaba lo de la licencia ProTour, estuviera tranquilo y no dijera nada. Sin embargo, después de que la UCI les concediera la licencia, la primera llamada que recibí fue para decirme que necesitaban que rebajara la ficha, a lo que yo me negué porque aunque era un buen contrato, tampoco era desorbitado. ¿Para qué entonces me habían fichado? A partir de ahí, no he vuelto a saber nada del equipo y me he enterado por Internet que Astana tiene previsto concentrarse la semana que viene en Italia”.

Pereiro no sabe qué pensar. “Cuando me llamó Sanquer –el nuevo mánager del equipo– para pedirme que me bajara la ficha, me dijo que era una situación complicada. Pero, la verdad, no sé cuál es el problema, que es lo peor que me puede pasar”. No es, nos da su palabra y todo tipo de garantías, un problema con su cartilla de salud: “El día 21 de noviembre, después de firmar el contrato, autoricé el acceso a mi carnet biológico. Eso sólo se hace cuando el acuerdo es total. De hecho, Martinelli (el nuevo director italiano del Astana) me llamó para decirme que lo habían visto los médicos del equipo y que todo estaba correcto”.

¿Qué ha podido pasar entonces? “Yo también me lo pregunto, pero como nadie me da una respuesta válida, he puesto el tema en manos de un abogado para que Astana nos confirme si quiere cumplir el contrato, ya que no sé cuál es mi situación y ahora mismo ni tan siquiera podría hablar con otros equipos”, por cuanto ya tiene un contrato firmado. “Lo que tengo claro es que me voy a defender y, si no cumplen, acudiré a la justicia deportiva y a la ordinaria, porque yo lo que quiero es cumplir el contrato que firmé como corredor. Pero mentiría si no dijera que lo veo mal y empiezo a estar preocupado”.

Con un poco de —más— mala suerte, éste podría ser el final de Óscar Pereiro como ciclista por mucho que los jueces obligaran al final a Astana a pagarle el contrato y una indemnización. “Sí, sé que puede ser el punto final porque a estas alturas de año, y después de que todos los equipos supieran que estaba con Astana, en ningún otro podría colocarme. No es, ni mucho menos, la despedida que yo había soñado, pero estas cosas me quitan las ganas de volver a un mundo que, en ocasiones, no tiene ni pies ni cabeza. Mientras hay vida hay esperanza, luego quizá se solucionen los problemas, pero cada día que pasa lo veo más difícil”.

Más que nunca, sin embargo, Óscar tiene los pies en el suelo. “Quiero correr, no que me paguen por no hacerlo. Quiero cumplir mi contrato y sé que, aunque no soy Contador, ni Schleck ni Armstrong, aún tengo capacidad y experiencia como para estar junto a Alberto en el Tour. Sé que no iba a fallar”. Atrás, en absoluto olvidada, queda su victoria en el Tour 2006. “Siempre he sabido que jamás volvería a ganar otro, pero supe aprovechar la oportunidad que tuve”. Gracias a eso, problemas económicos no tiene: “Por fortuna, he ganado más de lo que jamás había soñado, así que, en el peor de los casos, me quedaré en una situación buena, aunque yo lo que quiero es competir”.


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