Tour of Hainan

Fran Ventoso se reivindica en China

EL CÁNTABRO DEL CARMIOORO ES EL NUEVO LÍDER DEL TOUR DE HAINAN

Tras imponerse en un largo sprint al ruso Shpilevsky y al estonio Kirsipuu, el cántabro Fran Ventoso (Carmiooro) se adjudicó ayer la cuarta etapa del Tour de Hainan, en China, enfundándose además, gracias a las bonificaciones, el maillot de líder.

Corredor este año del Carmiooro italiano tras su complicado paso por el Andalucía-Cajasur, con el que compitió en 2008 (ganó una etapa en la Vuelta a Castilla y León y otra en La Rioja) después de cuatro años en el Saunier Duval, el cántabro Fran Ventoso se anotó ayer la cuarta etapa del Tour de Hainan, en China, por delante del ruso Shpilevsky y del estonio Kirsipuu, un viejo conocido de la afición europea.

Ventoso, que lucía el maillot verde de la regularidad tras haber sido tercero, cuarto y quinto en las tres primeras jornadas, no sólo logró la victoria, sino también, gracias a las bonificaciones, el amarillo de líder. "Me da suerte el verde", decía con nostalgia y alegría tras conseguir el liderato. "Hoy no lo he pensado, he arrancado a falta de 250 metros para la meta y, en un sprint largo, Shpilevsky y Kirsipuu no han podido remontarme".

La de ayer era la octava victoria de la temporada, ya que se estrenó en la segunda etapa de la Vuelta a Madrid y después ha ganado la París-Corrèze, la primera etapa del Tour de Languedoc-Roussillon, la primera, segunda y general final del Cinturón de L'Empordá y el G.P. Beghelli. A falta de cinco jornadas para la conclusión de la prueba china, Ventoso aún sueña con lograr algún éxito más. "Mi objetivo está más que cumplido con la etapa y el liderato", explicaba tras el triunfo, "pero en mi pensamiento está el anotarme alguna etapa más y, si puedo, mantenerme en el podio final", algo que no ve fácil porque "la selección de Ucrania va exagerada".

Ventoso está encantado con la experiencia que supone correr en China. "Todos los pueblos están llenos de público que espera nuestro paso, es muy gratificante", explica. La organización, según dice, también está a un gran nivel. "Es increíble: las metas volantes están en carreteras de tres carriles, no nos encontramos ni una sola piedra en el recorrido y cada 100 metros hay ayudantes de la organización que lo supervisan todo, desde los cruces al público".

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