Vuelta a Murcia

Rein Taaramae renace en Murcia con una gran galopada en solitario

Estaba desaparecido en combate casi desde hace más de dos años y medio. De Rein Taarame se puede decir que su último gran día de verdad sobre la bici se lo vimos dar en aquella subida de la Planche de Belles Filles en el Tour de 2012, donde aguantó como pudo a rueda de los entonces imbatibles Froome y Wiggins. Hizo quinto en aquella jornada extrema en los Vosgos, aguantó junto a los mejores y parecía por fin llamado a deslumbrar en la principal carrera del calendario. Sin embargo, no hubo más Taaramae en aquel Tour. De un plumazo desapareció del primer plano y apenas volvió a levantar cabeza o a aparecer en las principales carreras del calendario. El año pasado al menos tuvo un amago de renacimiento al ganar la etapa reina del Tour de Turquía, aunque luego no fue capaz de mantener el maillot amarillo en sus espaldas y se tuvo que conformar con el segundo puesto en el pódium.

El estonio estaba claro que necesitaba un cambio de aires, un reseteo completo, y está visto y comprobado con su actuación en esta Vuelta a Murcia, que vuelve dispuesto a darnos su mejor versión. Como sus nuevos colores de Astana -es su primera carrera con el conjunto kazajo- ha visto el horizonte de azul celeste, despejado y ha completado una notable exhibición desde la sierra hasta la línea de meta.

La escapada del día, conformada por Bravo (Murias) y Martín (Burgos BH) ha terminado en las rampas de la subida al Alto de Espuña. Ahí ha hecho acto de aparición un Rein Taaramae que ha coronado con 35" de ventaja sobre el pelotón y que ha seguido con su afán en solitario con un descenso impecable del Collado Bermejo.

Con 2' de ventaja a 20 kilómetros de meta, ha visto que su particular contrarreloj individual tenía trazas de darle pingües beneficios. Una labor complicada por el fuerte viento que soplaba de cara y que por fortuna para él, no sólo no han menguado sus fuerzas, sino que se ha convertido en un buen aliado. Por detrás, el aire no invitaba a que ningún equipo se organizara en la caza del fugado, en una labor que se intuía ímproba y de gran desgaste.

Con 2'20" en los últimos 5 kilómetros, Taaramae ha podido disfrutar de el ascenso hasta el Castillo de Lorca -al final han sido sólo 10" que a punto han estado de crear un problema importante en la meta cuando el grupo principal se ha echado encima de los coches seguidores sin que ni organización, ni jueces se percataran de lo que llegaba detrás- y de una victoria con poderío, labrada desde más de 50 kilómetros atrás, que ojalá le sirva para volver con fuerza y regularidad al primer plano competitivo.


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