Maternidad sobre ruedas

La ciclista cabaiguanense Yumaris González, atleta del año 2009 en Cuba, esta a punto de lograr la medalla más deseada en la vida de toda mujer, en diciembre arribará a la meta de la maternidad.

Una tarde lluviosa de noviembre, invita a dar la vuelta al velódromo. La sombrilla se niega a tapar las frías lloviznas, mi cuerpo húmedo no siente el frío, nunca he practicado el ciclismo, pero sé de los sacrificios de dar pedales de una parte a otra del pueblo.

En el trayecto pasan rápido por mi mente las imágenes de marzo de este año, Yumari González Valdivieso, saca fuerzas de su vergüenza deportiva, al fin no pudo revalidar el título de scratch femenino en el Mundial de ciclismo en pista que se disputaba en Copenhague, pero sí arribó a su patria con la medalla de plata, es la misma Yumari que me recibe con un beso y la emoción de la maternidad próxima.

En un primer momento dudo que nuestro encuentro se hiciera realidad, pero sin escurrimientos y con gran voluntad de su parte, en medio de los quehaceres hogareños y de ultimar detalles para la llegada del bebé, accede a darme esta entrevista en su morada, allá por el Pedro Pena, en la salida de Cabaiguán.

Cuando queda poco menos de un mes para que la destacada deportista se convierta en madre, esta reportera se acerca a la otra vida de la campeona.

Un antes al hoy de Yumari

Cualquier persona que viera a esta niña modesta, intranquila y de constitución delgada, nunca imaginó cuánto haría por poner a Cuba en lo más alto del podio a nivel internacional.

Nacida en Santa Clara el 13 de junio de 1979, sus primeros años de vida transcurren en Güinia de Miranda, y a los cinco años de edad la familia decide mudarse para una pequeña y humilde casita en el consejo popular cabaiguanense de Neiva.

“Cuando terminé la primaria me matricularon en la Escuela Secundaria Básica en el Campo Augusto César Sandino, allí practico atletismo, pero posteriormente hicieron pruebas para ciclismo y clasifiqué, así fue mi primera vinculación con este deporte, que me parecía mucho más atractivo y ajustado a mi personalidad”.

Sin embargo, algunas personas de este centro no fueron capaces de avizorar el futuro exitoso que tendría la adolescente, lo que obliga a la familia a trasladarla para la Escuela Secundaria Básica Urbana Juan Santander Herrera en la cabecera municipal.

“Cierto día Jorge Carlos Hernández Cruz, conocido por el Jimagua, quien fuera mi primer entrenador, vio cómo me desempeñaba, las actitudes que tenía para el deporte, y enseguida me captó”.

Poco tiempo después, para el año 1994 participa en su primera competencia con carácter nacional, los Segundos Juegos Escolares, donde obtiene una medalla de oro y otra de plata, resultando además seleccionada para formar parte del equipo nacional juvenil.

“Ese mismo año, participé en el Campeonato Mundial Juvenil, donde alcancé el octavo lugar, pero como soy muy exigente y ambiciosa en cuanto a mis resultados deportivos, no me conformé. A partir de ahí, el sacrificio y el fuerte entrenamiento hicieron posible que en eventos posteriores obtuviera mejores resultados y pasara a formar parte del equipo de mayores”.

Así, el desempeño deportivo de esta joven atleta, se nutre de múltiples resultados satisfactorios que forman parte de un currículum de más de dos centenares de reconocimientos; incluidos medallas y trofeos, como apunta la entrevistada.

Pero las cualidades humanas de Yumari, su empeño en lo que hace, los mejores deseos de darlo todo en la pista y triunfar, tienen su punto culminante en el primer semestre del 2010, donde obtiene el metal plateado en el Campeonato Mundial de Dinamarca.

Asimismo, poco después se alza con la presea de oro en el scracht, en el Campeonato Panamericano de Ciclismo de Pista y Ruta que tuvo lugar en la ciudad mexicana de Aguascalientes, así como plata en la persecución por equipos. Sin embargo, para ese entonces ya tiene tres meses de embarazo.

Receso obligatorio

“Cuando fui al Mundial en marzo, no sabía que ya estaba embarazada, y resulta que cuando regresé, me hicieron unas pruebas en La Habana, incluido un ultrasonido, y me detectaron seis semanas de embarazo”.

“Me puse muy contenta, y aunque realmente mi esposo y yo no teníamos planificado este suceso, decidimos tenerlo porque un hijo es una bendición, además ya tengo 31 años, creo que ¡ya era hora!”.

De todos modos, esta muchacha tan esforzada en su empeño, decide seguir entrenando para el Campeonato Panamericano, como para despedirse de las pistas momentáneamente con excelentes resultados.

“La decisión de continuar el entrenamiento fue frustrante para mi familia, médicos y entrenadores, el único que me entendía era mi esposo, porque como yo, él también era deportista. Pero bueno, se superó el momento y fue entonces que los médicos me orientaron cómo debía enfrentar esta nueva etapa, y me alertaron de lo peligroso que podía ser una caída, lo que me obligó a tomar precauciones y a entrenar con mucho cuidado”.

Finalmente todo sale bien y al regresar del certamen “me quedé un tiempo en La Habana bajando cargas, porque como llevo 17 años en el deporte, tuve que ir disminuyendo poco a poco el entrenamiento para que el corazón y el cuerpo se fueran adaptando y al terminar la Olimpiada del Deporte Cubano, donde solo fui expectadora, regresé para mi pueblo”.

Entonces, se impuso una pregunta: ¿Qué sentiste al ser una persona más en el público?, a lo que respondió entre risas: “Imagínate, por momentos me sentía triste porque me daban ganas de estar corriendo con mis compañeras, y otras veces alegre, pero siempre tuve presente que la mayor satisfacción para mí es tener a mi bebé, y que todo salga bien”.

Al indagar sobre cómo ha sido su vinculación deportiva aún estando de licencia de maternidad, comenta que: “Estuve corriendo hasta los seis meses de embarazo y aún estoy caminando, además he visto competir en circuitos a mis compañeras del equipo nacional, por ejemplo uno que se hizo en Trinidad, y como la primera estaré en otro que tendrá lugar en Sancti Spíritus por el Día de la Cultura Física, el Deporte y la Recreación”.

En las vísperas del cuatro de diciembre, fecha para la que se anuncia el nacimiento del varón que aún no tiene nombre, Yumari se muestra un tanto supersticiosa: “No he preparado el cuarto del bebé, porque dicen que eso trae mala suerte”, pero a la vez, tranquila y confiada: “Esta es mi primera experiencia, pero no tengo miedo porque me va a atender el Doctor Freidy García Hernández y además confío en la medicina cubana”.

Casi al finalizar la entrevista me comenta: “Si todo sale bien, pienso reincorporarme al deporte aunque me cueste un poquito de trabajo porque ya he aumentado 20 kg, para finalmente presentarme en los Juegos Olímpicos en Londres 2012, la que será mi última competencia, y después, me gustaría tener otro bebé, eso sí, esta vez será premeditado”.

Falta poco tiempo para el sprints final, la línea de meta está a la vista, Yumari se alista para el embalaje, los días le dan alcance, la persecución individual nunca ha sido la modalidad preferida por la ciclista, pero esta no es una carrera de scratch.

A punto de la despedida, la campeona toma la brocha y la emprende con la fachada de la vivienda, renacen los colores, tenga cuidado, le digo, "No se asuste periodista, mi madre me enseñó que a un niño se espera con una brocha en la mano y un boniato en la otra", nos reímos como dos adolescentes, la felicidad es compartida


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